Ensamble Cuerdas Pulsadas del Táchira - El Malmandao
Era habitual en las oficinas caraqueñas encontrarse con el office boy o mensajero. Solía
ser el primer oficio con el que un joven bachiller se iniciaba en el mundo
laboral. Generalmente, era recomendado por algún pariente o amigo, poco a poco
escalaba dentro de la estructura
gerencial hasta llegar a cargos directivos. Aquiles Nazoa, por ejemplo, comentaba
en su biografía que había comenzado a los 15 años como office boy del diario El Universal pasando posteriormente por
todos los oficios del diario hasta llegar a corresponsal iniciando así su
carrera de periodista y escritor.
Recuerdo
que cuando comencé como dibujante en una oficina de arquitectura uno de los
personajes más interesante era justamente el office boy. Su contacto con la ciudad era diario informaba lo que ocurría en la calle, sobre la
temporada de beisbol, lotería, ofertas, depósitos bancarios y el café chucherías
de los compañero. La jerga de motorizados y vendedores de perros calientes de
la ciudad era el lenguaje de su dominio. Cuando las secretarias o la muchachas se
molestaban con él decía, “calmatizate mi amor”.
Un
día no vino a trabajar y me tocó a mí comprar las chucherías en el quiosco de
la calle, confiando en mi memoria escuché todos los pedidos, chocolate de varios tipo,
pepitos, maní, tostón, café, etc. todos especificaron las marcas de su preferencia. Al
llegar al quiosco se me olvidaron todos los detalles de cada quien, pedí de
manera genérica las chucherías al llegar a la oficina con lo solicitado una de
las muchachas me miró de arriba abajo y me dijo: “tu si eres malmandao’”. La
palabra originó la pieza que lleva ese nombre.
Fue compuesta para el grupo Entrance y en la escuela de música se la enseñé
a unos amigos. Edwin Arellano le hizo un arreglo, fue interpretada por los “Sinverguenzas”
en su primer disco y con la Estudiantina de Mérida.
Después
de tantos años me encontré con el
Malmandao’ en las redes interpretada por unos jóvenes del Ensamble Cuerdas Pulsadas del Táchira.
¡Qué
grata sorpresa!
Gracias.
Daniel Atilano
¡Qué deliciosa historia, querido amigo!
ResponderEliminar:)
Muy bueno...gracias
ResponderEliminarGracias a ti Isa.
EliminarMe encantaron tanto el cuento como la pieza!!! Saludos.
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