jueves, 11 de enero de 2018

El Malmandao'


Ensamble Cuerdas Pulsadas del Táchira - El Malmandao

Era  habitual en las oficinas caraqueñas  encontrarse con el office boy  o mensajero. Solía ser el primer oficio con el que un joven bachiller se iniciaba en el mundo laboral. Generalmente, era recomendado por algún pariente o amigo, poco a poco escalaba dentro de  la estructura gerencial hasta llegar a cargos directivos.  Aquiles Nazoa, por ejemplo,   comentaba en su biografía que había comenzado a los 15 años como office boy  del diario El Universal pasando posteriormente por todos los oficios del diario hasta llegar a corresponsal iniciando así su carrera de periodista y escritor.
Recuerdo que cuando comencé como dibujante en una oficina de arquitectura uno de los personajes más interesante era justamente el office boy. Su contacto con la ciudad era diario  informaba lo que ocurría en la calle, sobre la temporada de beisbol, lotería, ofertas, depósitos bancarios y el café chucherías de los compañero. La jerga de motorizados y vendedores de perros calientes de la ciudad era el lenguaje de su dominio. Cuando las secretarias o la muchachas se molestaban con él decía, “calmatizate mi amor”.
Un día no vino a trabajar y me tocó a mí comprar las chucherías en el quiosco de la calle, confiando en mi memoria escuché todos los pedidos, chocolate de varios tipo, pepitos, maní, tostón, café, etc. todos especificaron las marcas de su preferencia. Al llegar al quiosco se me olvidaron todos los detalles de cada quien, pedí de manera genérica las chucherías al llegar a la oficina con lo solicitado una de las muchachas me miró de arriba abajo y me dijo: “tu si eres malmandao’”. La palabra originó la pieza que lleva ese nombre.
Fue compuesta para el grupo Entrance y en la escuela de música se la enseñé a unos amigos. Edwin Arellano le hizo un arreglo, fue interpretada por los “Sinverguenzas en su primer disco y con la Estudiantina de Mérida.
Después de tantos años  me encontré con el Malmandao’ en las redes interpretada por unos jóvenes del  Ensamble Cuerdas Pulsadas del Táchira.
¡Qué grata sorpresa!
Gracias.

Daniel Atilano

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