jueves, 22 de diciembre de 2011

La banda sonora de una ciudad

Daniel Atilano, músico de vocación y arquitecto de profesión, ha lanzado su primer trabajo discográfico bautizado “Pequeñas Historias”.
“Pequeñas Historias” es el fruto de 20 años de trabajo. Las piezas que debutan en él fueron escritas entre 1988 y 2005, organizadas por grupos según una situación particular. Ellas narran historias de la cotidianidad y plantean, además, una aproximación a la ciudad de Caracas a través de la reflexión sonora, musical y poética, encontrándose lo tradicional con lo contemporáneo. El disco debe su nombre a que cada pieza que lo compone cuenta una historia distinta y para ello, el autor se valió de la experiencia que le ha dado el nacer y vivir en una ciudad como Caracas, tan fresca, camaleónica y dinámica.
El repertorio de piezas es muy variado, tanto así que definir la música del compositor no es tarea fácil. Si el precisarlo fuera necesario se puede decir que es un estilo puramente caraqueño, nutrido de haber vivido una vida en la capital, con lo que ello significa: la gente que le da forma, con sus particularidades y gracias, las mañanas frescas de mayo y la solemnidad de un desamor entre los chaguaramos bañados por la noche caraqueña.
Así nacen piezas como “El conspirador”, un vals que aspira a ser joropo pero que no se decide a serlo, inspirada en una conversación anónima  que el músico escuchó en el Metro por el año 2002, o “El Fausto”, magistral sonorización de los poemas de Aquiles Nazoa, que se consolida como un homenaje al propio poeta y a la Caracas de su época, llena de referencias íntimas a la ciudad que crean una complicidad entre el oyente, el autor y el propio Nazoa.
Una particularidad de este disco ecléctico es que su mezcla de estilos combina los elementos más ajenos al típico panorama musical y, sin embargo, juega con ellos de tal forma que recuerdan al sol de las seis de la tarde y su insistencia en bañar El Ávila. Prueba de esto es “El Trópico de Piano”, una suite inspirada en la atonalidad  de las “Tres Piezas para Piano op. 11” del compositor alemán Arnold Schöenberg, mezclando melodías tensas con ritmos de vals y merengue, resultando piezas particulares a la vez que absorbentes pero sobre todo únicas.
El disco entero es un regalo auditivo desinteresado y destacado que el autor hace al público venezolano. Su frescura nostálgica se basa en la reivindicación sonora de una ciudad que, aunque se ha descuidado a sí misma, no pierde la esencia de genialidad que desde siempre la ha distinguido.
Daniel Atilano contó con la colaboración de reconocidos músicos del ámbito nacional, como Rubén Riera, Roberto Koch, Marianella  Arocha, Nelson Sardá, Noel Mijares, Andrés Eloy Rodríguez entre otros.
Este disco es indefinible como unidad. Para disfrutarlo es necesario dejarse envolver completamente por cada una de las “pequeñas historias” que lo conforman, y comprender que ante todo, es un tributo a Caracas, entendida como ciudad natal, generosa y de colores tropicales que huele a guayoyo y sabe a papelón.

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